martes, 12 de marzo de 2019

HOSPITALET: Despensa y trastero. Hospitalenses: ¿Qué identidad?


HOSPITALET: Despensa y trastero. Hospitalenses: ¿Qué identidad?
Bellvitge educa:          L’HOSPITALET DE LLOBREGAT ISSN 2462-6333
Mª Àngels García-Carpintero Sánchez-Miguel
Desde la Edad media pero especialmente a partir del siglo XIX y durante principios del XX, gracias a la canalización del Llobregat, la Marina era una zona tan fértil que se la denominaba “La despensa de Barcelona”. Algunos años las tierras daban tres cosechas, nos dijo el Sr. Campamà. Los ricos de Barcelona tenían aquí sus masías a las que venían a veranear hasta que encontraron acomodo por las faldas del Tibidabo y luego más allá.
En Sant Josep la industria destinada a la construcción o al textil también abastecía ampliamente el comercio y la urbanización de nuestra próspera ciudad vecina, claro que un poco también a la nuestra aunque de un modo mucho más dispar, ya que los ricos eran los ricos de Barcelona y los pobres eran los trabajadores de l’Hospitalet, y la urbanización de los sitios donde se albergan los pobres… ya se sabe, con poco se conforman.
Cuando Barcelona celebró la Exposición Internacional (1929) sacó los sitiales de Sants (sitios donde se almacenaba y seleccionaba la basura) y ¿dónde los trajo? A Hospitalet, así se formó Can Pi (actual Gran Vía II) Así, Hospitalet se fue convirtiendo en el patio trasero de Barcelona.
Teníamos mar, chiringuitos donde venían a comer de Barcelona, farola, sitios con aguas termales, incluso. Hospitalet se vendió su mar al Consorcio de la Zona Franca de Barcelona, por dos duros, ya se sabe, cuando se está al servicio de alguien poderoso…
A partir de mediados del s. XX los grandes propietarios de terrenos se fueron vendiendo los campos para albergar las industrias metalúrgicas y sus trabajadores, a muchos de los cuales nos dejaron cercados en suburbios sin comunicación con nuestra propia ciudad, eso sí podíamos ir y venir de o a la gran metrópoli a la que todos estamos sometidos.
Y ahora nos encontramos con que Hospitalet tiene que acoger los grandes edificios que Barcelona no puede o no quiere albergar. ¿Es eso lo que necesita nuestra ciudad? ¿Nos cargaremos para ello el último rescoldo agrícola que necesitan los terrenos del Delta? ¿Es por aquí por dónde va el futuro para nuestros hijos e hijas, nietos y nietas? Deberíamos pensarlo bien.
Algunas de las que entonces éramos niñas hemos ido, poco a poco, abriendo los ojos a la realidad política, cultural y social en la que fuimos a caer. Hemos aprendido a apreciar el pasado rural de nuestra ciudad, el tejido asociativo, la vida comunicativa y activa, la integración de las diferentes formas culturales y lenguas: las que traíamos, las que existían, las que van viniendo…
Y ahora nos preguntamos ¿quiénes somos? Porque después de 50 años ya no somos lo mismo que si no hubiéramos salido de nuestros pueblos. No renunciamos a nuestros orígenes, pero ya no vivimos sólo de ellos, algo nos ha ido conformando ¿qué es? No somos Barcelona ni venimos de aquellos pageses rurales de l’Hospitalet, el folklore de las distintas regiones de España se ha ido fundiendo con las tradiciones catalanas y absorbe ya algo de otras más lejanas, pero la amalgama que nos rodea no es lo que somos, lo que somos anda más por las raíces, ¿Qué raíces se me han enredado con las de esta ciudad formando una sola? Son las raíces de ser todos y todas trabajadoras y trabajadores. Esa es nuestra identidad.
Y es una identidad poderosa, digna, en estos tiempos en que el capitalismo desenfrenado condena a muchos honrados trabajadores a la miseria, recordemos la dignidad de nuestra clase, no dejemos que nos desunan, nuestra fuerza siempre ha estado en ir todos a una.
Foto: Feixa Llarga, Cal Trabal

L’Hospitalet,12-3-2014
A mis conciudadanos de l’Hospitalet



3 comentarios:

  1. hemos publcado su excelente blog en el Directori Català de Blogspots: https://catalonianblogspots.blogspot.com/2019/04/39-bellvitge2015blogspotcom.html un excelente blog.

    ResponderEliminar