sábado, 10 de octubre de 2015

Homenaje a Pura Fernández En el cincuenta aniversario de Bellvitge





                                            Pura Fernández Garcia (1921-1927)


Homenaje a Pura Fernández
En el cincuenta aniversario de Bellvitge


Si insisten en que expliquen porque le* amaba, siento que solo puedo contestar: “porque era el*, porque era yo”
(* Su gran amigo La Boetie)
Montaigne Ensayos


Se está acabando este año 2015 en que múltiples actividades nos han recordado los
cincuenta años que cumple nuestro barrio.
Presiento que ahora es el mejor momento para evocar a una mujer, Pura Fernández, que, a mi parecer, fue símbolo de todas las mujeres que llegaron aquí en los albores del barrio.
Eran venidas de otras tierras de España, estaban poco familiarizadas con los pupitres escolares pero sí con las dificultades económicas. Se dedicaban a sus familias y estaban esperanzadas con el futuro, ilusionadas con sus pisos nuevos y no dispuestas a aceptar las precariedades del barrio que quería imponer la inmobiliaria.

Para hablar de Pura me referiré a lo que dije en el homenaje que se le hizo a su muerte en 1997, porque en aquella ocasión la espontaneidad me sugirió aspectos poco conocidos de ella por pertenecer a su círculo privado pero que aportaban más motivos para apreciar su personalidad.

Entonces vine a decir:
Como los que me han precedido se han referido ampliamente a su figura de luchadora, ahora me gustaría hablar de otros aspectos de Pura.

Vivir dos años con ella fue un magisterio vital para mí. Compartí i sobre todo aprendí. Nuestra amistad nos hacia decir “¡Eres mi segunda hija!”, “¡Eres mi segunda madre!”. Ella me decía “Tú sabes mucho” a lo que yo contestaba “Pero tú tienes la gramática parda” Con ello quería decirle que su astucia, su viveza, su aprendizaje vital le daban cincuenta vueltas a todos los conocimientos de una pipiola por muy universitaria que fuera.


1- Otras facetas de la luchadora

1.1- El compromiso a todas-todas

Casualmente es como luchadora que primero la conocí…indirectamente:
En Semana Santa del 69, fui unos días a casa de mis padres en Paris. Allí vivía, por un tiempo, un chavalín, rubito, espabilado, que se llamaba Felipillo.
Habían detenido a su padre y a su madre a la salida de una reunión de Comisiones Obreras, y a la espera del juicio, se habían tenido que separar de él; quedando bajo la responsabilidad de su hija, Rosita, el hijo mayor, Pepito, afectado por una minusvalía.

     1.2- Luchadora y mordaz

Cuando vine a Bellvitge, en setiembre del mismo año, fue cuando contacté con ella y cuando empecé a tratar esa polifacética mujer.
Aquí una anécdota que explicaba divertida: “Cuando vivía en la Bomba, me reunía con un grupo del Movimiento Democrático de Mujeres. Entre ellas, había Lidia Falcón. Está, un día planteó la necesidad de reivindicar en España los productos congelados para permitir que las mujeres salirieran a trabajar fuera de casa con más facilidad. Me fui poniendo nerviosa y acabé diciendo:”Mira, Lidia, en la Bomba no tenemos luz, ni nevera, con que vete al polo norte con los puñeteros congelados”

    1.3- luchadora y crítica

Cuando se ganó en Bellvitge “la lucha de la Torre” i se pasó a “la del Bloque”, la unidad que nos había caracterizado se resquebrajó… En su casa, las discusiones eran encendidas: “No podremos con el bloque, porque bla, bla, bla” decía yo, “sí que podremos” decía ella… ¡y se iba, de morros, a la “asamblea del porrón”!

Mencionaré algo que quizás no se conozca: su espíritu crítico respecto a la organización a la cual pertenecía, el PSUC.
En 1968, participó en un congreso internacional de mujeres en Moscú.
La verdad es que volvió muy decepcionada. Decía que había sido folklore, que mucha palabrería pero que no era lo que ella esperaba y que no valía la pena jugarse el tipo para ello.

2- Su sentido de la justicia y de la solidaridad

Las reivindicaciones para ella eran justas o no, independientemente de su magnitud.
Le daba la misma importancia a las manifestaciones por la torna del pan o por el semáforo de la avenida de Europa que, en su momento, a la lucha de la Torre.
Otro hecho definitorio de Pura: Cuando se legalizaron el Partido Comunista y el PSUC, otras organizaciones de izquierda no lo estuvieron y empezaron a recoger firmas para conseguirlo. Los militantes de la ORT se presentaron a un encuentro que celebraba el PSUC en un camping de Castelldefelds. Recuerdo la bronca que tuvo la Pura (yo, en este caso, a su lado) justificando que estuvieran allí y instando a que todos firmaran.

Otro ejemplo: Apareció por el barrio un chico del FR que era prófugo: se había escapado de la mili. Pura lo recibió en su casa, lo tiñó y consiguió, a dura penas, sacarlo de España. Menuda bronca le cayó de “la Dirección”: “Era del FR, vaya problema para nosotros si sale mal” respuesta de ella: “Que, ¿lo dejo tirado? ¡Imposible!”

Una última historia: Había recogido en su chabola de la Bomba a una amiga de su pueblo. El marido de esta, ex-alcalde comunista, había estado en la cárcel. Durante su detención había aceptado los paquetes que recibía sin preguntar de donde venían. Al salir le giró la espalda…había un hijo de más en la casa. Pura hablaba de ella como de una heroína…y de él como de un sinvergüenza por muy comunista que fuera.

3- Sus prioridades: las cosas no son lo más importante

  3.1- Las faenas de la casa

Una de las frases que se tenían que oír en las concentraciones eran: “Tendrías que estar en tu casa fregando en vez de aquí”. Sin inmutarse Pura contestaba: “Nadie friega en mi casa si no yo. Pero ahora creo que tengo que estar aquí y estoy”
De todas formas como ama de casa era bastante divertida:
  • La comida: Las sartenes estaban encima del fuego antes que abriera la nevera. Pero durante mucho tiempo, en Bellvitge convivieron campos y bloques. Allí se compraba la verdura, si eran alcachofas, pues alcachofas. Si eran habas, festín asegurado: un cajón de habas, un trozo de bacalao y un porrón de vino.

  • La limpieza era otra de las cosas que nadie le podía retraer. A mí me impresionaba su fregado semanal. Los sábados, después de que Pepito se duchara, el baño se baldeaba: cubo va y cubo viene, la fregona recogía el agua. Aquello quedaba impoluto rápidamente y muy higiénico.

  • La plancha: intentaba comprar tejidos que no se tuvieran que planchar, y si no planchaba con el colchón, como ella decía, poniendo los pantalones debajo.
3.2- Su sentido práctico y estético

A parte de disfrutar con una casa limpia, después de tantos años de barraca, Pura tenía un sentido innato de lo práctico y lo estético

Su piso era “de diseño funcional”, cuando todos los pisos de Bellvitge eran clones.
Por ejemplo, la cama donde yo dormía, además, era sofá-banco a la hora de las visitas, podía servir de mesa de centro cuando nos juntábamos muchos y tenía debajo cajones para los juguetes de Pepito.

Sus manualidades: En la cárcel a parte de aprender a leer también aprendió a hacer muñecas de ganchillo con lanas recuperadas, que vendía a una boutique de Gracia.
Con esos mismos trozos de lana decoró su casa: mantel para la mesa-camilla, cojines y alfombra.

Las flores y las plantas eran una de las pasiones de Pura, sus ventanas estaban repletas de geranios gitanilla
Cuando tuvo, como toda “Bellvitjana” que se precie, el “terreno”, se pasaba el día cavando, plantando.

Esa casa de muebles escasos i claros, de flores y plantas, de cojines mullidos y coloridos a juego con la alfombra, era terriblemente acogedora.
Lo que se encuentra ahora en las casas de decoración más modernas, allí estaba con 40 años de adelanto.

4- Sus prioridades: las personas, la vida, los sueños

Insisto en hablar de sus prioridades porque me parece que justamente era una de las principales cualidades de Pura. Ella no quería renunciar a ninguna de sus facetas pero sí que sabia priorizar. Para ella su casa no era las paredes y los muebles, era la gente que había dentro, le daba muchísima importancia.

4.1- el cariño a su familia
  • Sus hijos, por descontado:
Siempre estuvo pendiente de que Pepito tuviera todo lo que podía necesitar, a parte de sus cuidados (Lo saco de Sant Boi cuando vio que le podía perjudicar) tenía sus juguetes, sus TBOs, era querido por todo el vecindario
Se peleo con Felipillo para que estudiara y después le dejo hacer su vida a su criterio
Rosita y sus hijos tuvieron siempre el apoyo de la abuela y la acogida del “terreno” de Piera, donde pasaron los veranos de su infancia

  • El amor a Felipe:
En Bellvitge se habla del tándem Felipe-Pura. Estuvieron años apoyándose uno a otro. Pura me contó una vivencia muy importante para ella: Cuando Felipe estuvo en la cárcel, ella lo añoraba mucho. Cuando sacaba la ropa para lavarla, no podía evitar, antes de hacerlo, olerla para sentirse un poco más cerca del hombre que quería.

4.2- el cariño a los compañeros y los amigos
  • Su casa estaba siempre llena de gente, cuando veía que la tertulia se alargaba, entraba en la cocina ponía dos sartenes sobre el fuego y después abría la nevera. Según lo que encontrara, había merienda…o palomitas! Repartir, siempre se repartía.

  • Entonces se organizaban unas verbenas de Sant Joan, en el bloque de la Bomba donde vivíamos, portentosas. Felipe era electricista enchufaba un toca-discos a una farola, se sacaban mesas y sillas y todo el bloque disfrutaba aquella noche

  • La amistad que me regaló Pura fue especial: Me presenté en su casa para ducharme el día después de las inundaciones (entonces yo vivía en la calle Ermita) Me dijo “quédate unos días mientras restablecen los suministros”…y me quede dos años…para marchar dos escaleras más allá!

  • Llegó un momento en que Pura estaba muy cansada y nos hizo una propuesta:
Como ella no podía seguir en la calle nos propuso que nos juntáramos los de tres pisos en su casa para comer: 14 personas. Le pagábamos, para ella eran unos ingresos y para nosotros tiempo para dedicar a la lucha, y ella decía que, así, también luchaba.




4.3- el amor a la vida

Pura amaba la vida.
Reía fácilmente y con socarronería a menudo.
Cantaba haciendo la faena o limpiando escaleras (Mi repertorio mejoro al acompañarla)
Felipe y Pura eran carne y uña. Pero un día Felipe murió. Para ella fue un golpe muy duro. Lo pasó muy mal…pero al cabo de un tiempo dijo: “He vivido con Felipe, Hemos sido felices. He hecho todo lo que he podido para él. Pero Felipe ha muerto y Pura está viva y Pura tiene que seguir” Y Pura siguió. Y tuvo que sufrir muchas incomprensiones. “Que esperan de mi? Que me inmole como una india en la pirra de mi marido muerto” Y ella continuo haciendo lo que le dictaba el corazón…y su gramática parda.

4.4- Los sueños

Los sueños de Pura eran los de muchos: La Libertad, la Justicia Social, un futuro mejor para todos los hombres y las mujeres de todo el planeta.

Tenía los sueños utópicos de socialismo: Una sociedad más igualitaria, cuyos bienes naturales y culturales estén en manos de los pueblos
.
Como era tan sumamente pragmática, lo concretaba en pequeña escala: Su escalera. Soñaba que los dos pisos de los bajos eran comunitarios. En uno, se encontraban aparatos de uso poco frecuente: lavadora, secadora, escalera, herramientas, juguetes, etc. El otro era un espacio social: a veces comedor, a veces sitio para hacer labores, sala de encuentro: para celebraciones familiares, cultos, charlas, etc.


Creo que la Pura se lo habría pasado bien con la movida de Bellvitge50, No dudéis en que habría aportado ideas interesantes.
Este ha sido el pequeño homenaje que le he querido dedicar, así como a todas las Puras que he conocido y que conoceré.



Bellvitge, l’Hospitalet, octubre 2015

Nelly Peydró Llaneza

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