Poesía que escribió Ramón Fernández Jurado el 04/03/1978, último día de la semana de encierro por las mejoras de la sanidad. Anteriormente pusimos "Otra vez Bellvitge en los papeles", sobre este encierro, publicada en la revista del CUAM. Ésta la hemos encontrado en el arxiu històric de l'Hospitalet amb fotos i cartells de l'AVV
LA LLAVE Y LA PROTESTA
Echaremos cerrojo a nuestro encierro
y pondremos los punto suspensivos
a este incruento combate de Bellvitge.
Hemos movilizado muchedumbre
de pacíficos hombres y mujeres
de abuelos y de nietos codo a codo
con idéntico grito en la garganta.
Nos quisieron enmudecer el grito
y sólo consiguieron alaridos
y que el grito rodara por los aires
y golpeara las puertas y ventanas
despertando
conciencias somnolientas.
El ruido ha sido tal que ha resonado
por la Puerta del Sol y la Cibeles
desparramando papeles burocráticos
asustando ministeriales ratas.
Fueron 40.000 las bocas que gritaban
exigiendo tan sólo la justicia
clamando por la vida más humana
y no ser ciudadanos de tercera.
Otra vez nos siembran de promesas
este combate de puntos suspensivos
y quieren que engrasemos el cerrojo
para echarlo al encierro y Santas Pascuas!
Pero ahora que hacemos inventario,
encontramos llenas las alforjas
de la unión de todos los vecinos
que esta vez se portaron como hermanos.
Al ruido de cencerros y sartenes
hemos demostrado que podemos
hacer tambalear los privilegios.
Queremos enterrar negras leyendas
de suburbios y enjambres dormitorios.
Estos miles de hombres y mujeres
han demostrado ser civilizados
respondiendo con paz y gesto honesto
a la violencia que un día nos trajeron.
Ha durado este encierro una semana
y bajo el techo de una iglesia hermana
hemos forjado una gran familia
la gran familia de un Bellvitge unido.
Echaremos cerrojo a la encerrona
que nos ha abierto un horizonte claro
Y que convierte a miles de vecinos
en una unión de amigos y hermanos.
Pero tendremos siempre a mano
la llave del cerrojo que ahora cierra
y esperamos que nunca sea preciso
volver a usar la llave y la protesta.
Cultivaremos la flor que hemos sembrado.
y haremos de Bellvitge un lugar digno
donde podamos vivir como personas,
como debe vivir el ser humano.
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